En la antigüedad, las mujeres que presentaban ansiedad, cambios de humor y depresión eran mandadas por sus maridos al médico, el cuál le disgnosticaba una enfermedad denominada «histeria» o enfermeedad del «útero ardiente» Su tratamiento se basaba en un “masaje pélvico” con la finalidad de lograr el paroxismo histérico, conocido en la actualidad como «orgasmo».
Era tanta la cantidad de mujeres que empezaron a asistir a las consultas para recibir su “tratamiento para la histeria” que los médicos al final de la jornada de trabajo quedaban agotados y con sus manos acalambradas.
Fue Joseph Mortimer Granville, en la década de 1880, el que patentó el vibrador electromecánico, un dispositivo diseñado en un principio, para aliviar dolores y molestias musculares.
Vendido principalmente a médicos, se empezó a utilizar como tratamiento a la histeria, dada su capacidad de llevar a la paciente al «paroxismo histérico» a través de sus vibraciones rítmicas, y sin necesidad del común masaje manual por parte del médico.
En esa época era visto como un artefacto curativo, incluso las mujeres más adineradas, los tenían en sus casas para cuando sentían “brotes de histeria”.
Pese a lo que nos pueda parecer hoy, en aquellos años la aplicación del vibrador sobre el clítoris es tenida por una práctica exclusivamente médica. En la concepción androcéntrica (machismo) de la época, al no haber contacto con el interior de la vagina, se considera que no hay contacto sexual.
Los problemas y los tabúes empiezan más tarde, a partir de 1920, cuando los vibradores aparecen en las primeras películas pornográficas. A partir de ese momento, el vibrador empieza a perder su imagen de instrumento médico y a adquirir connotaciones negativas, hasta quedarse con ese carácter turbio que muchas personas le dan.
Es en la actualidad, donde se va perfeccionando su mecanismo, modelos y técnicas para tener toda la variedad de vibradores que a día de hoy conocemos, y donde la percepción y opiniones sobre este tipo de estimuladores va cambiando para mejor.
By Bka El cajón de la Mesilla